/Papa Francisco da la bendición Urbi et Orbi en soledad por el coronavirus

Papa Francisco da la bendición Urbi et Orbi en soledad por el coronavirus

Escrito por: Redacción Ruta Sinaloa

  • Explicó que los médicos son ejemplo de valentía y generosidad porque «ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida».

Marzo de 2020.- El papa Francisco impartió este viernes una histórica bendición «Urbi et Orbi» -a la ciudad y al mundo- en soledad, desde una plaza de San Pedro del Vaticano totalmente vacía como consecuencia de la emergencia del coronavirus, que ha causado en Italia más de nueve mil fallecidos.

En una plaza desierta, envuelta en silencio y mojada por la lluvia incesante, Jorge Bergoglio regaló a los fieles católicos del mundo una ceremonia inédita, una homilía y una bendición posterior que los creyentes católicos tuvieron que seguir a través de los medios de comunicación.

 

Papa Francisco durante el Urbi et Orbi

La Santa Sede ha ordenado el cierre hasta el 3 de abril de la plaza y la basílica de San Pedro, como medida de precaución ante la propagación de esta pandemia, que ha dejado ya al menos cinco casos positivos en el interior del Vaticano.

¿QUÉ DIJO EL PAPA FRANCISCO DURANTE EL URBI ET ORBI?

El papa Francisco ha querido tener ahora un gesto extraordinario, cuando el mundo sufre la expansión de este virus que se ha cobrado ya la vida de más de 25 mil personas a nivel global.

La de este viernes ha sido una cita de oración universal, que propuso el propio Jorge Bergoglio el pasado domingo tras el rezo del Ángelus y que ha tenido otra característica particular: todos los católicos han tenido la oportunidad de obtener la indulgencia plenaria, tal y como estableció recientemente Francisco en el decreto de la Penitenciaría Apostólica.

En este documento, el papa otorga indulgencias a todos los enfermos con coronavirus, a sus familiares, a quienes les cuidan y a todo el que reza «para pedir el cese de esta pandemia, el alivio de los que sufren y la salvación eterna de los fallecidos».

La ceremonia sin precedentes en el Vaticano comenzó a las 18.00 hora local, cuando el papa se dirigió en silencio desde las escaleras de la plaza vaticana hacia el sagrario donde ofreció una homilía.

Después, se acercó despacio hacia la puerta central de la basílica del Vaticano para rezar ante la imagen de la Virgen Salus Populi Romani, que habitualmente se guarda en la Basílica de Santa María la Mayor, como y también el Cristo crucificado de la Iglesia de San Marcello, al que el pontífice rezó el pasado 16 de marzo dejando una fotografía memorable, un paseo por una Roma vacía, con sus gentes confinadas en sus casas.

Este Cristo fue llevado en procesión en 1522 por Roma para pedir el fin de la peste que asolaba la ciudad y desde entonces ha sido llevado en procesión a San Pedro cada año sagrado, alrededor de cada 50 años.

En la homilía que ofreció momentos antes en la plaza, Francisco dedicó unas palabras a los «médicos, enfermeros, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas» y a todos aquellos «que comprendieron que nadie se salva solo».

El pasado 25 de marzo, todos los fieles del mundo fueron convocados por el papa a rezar juntos un «Padre Nuestro».

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