|Por Guillermo Bañuelos|

Del 1 de enero al 24 de octubre, la SEDENA registró 211 ataques a sus efectivos. En ellos murieron 5 militares y 44 resultaron heridos. De los presuntos agresores, cayeron sin vida 191, otros 35 resultaron heridos y 142 sospechosos fueron remitidos al Ministerio Público. Los datos provienen de la propia institución. 

En el cumplimento de tareas de seguridad pública, una función para la que mucho se ha dicho que no estaban preparadas, las fuerzas armadas mexicanas enfrentan circunstancias nuevas y complicadas. 

Su actuación está bajo el escrutinio de los medios informativos y de la propia sociedad. La institución soporta cotidianamente 
-quién no- una andanada de desinformación que empaña su labor, aunque también arrastra el peso de de una larga cadena de señalamientos por supuestas violaciones a los Derechos Humanos y de juicios irresueltos. 

Para el Ejército, la institución más respetable durante muchas décadas, parece urgente elevar sus niveles de transparencia y mejorar su imagen institucional. 

El 6 de diciembre, la SEDENA  lanzó por medios electrónicos y redes sociales la campaña “Tu respeto es nuestra fuerza” con el objetivo de llamar la atención de la población y obtener un buen trato al personal militar. 

En los videos difundidos aparecen  elementos del Ejército caminando por valles, montañas, pastizales, desierto, selva y playa, mientras una voz explica los compromisos que el personal militar desempeña. 

“El compromiso no duerme. El valor nunca toma vacaciones. La lealtad no descansa. La disciplina jamás parpadea. Tu respeto es nuestra fuerza. Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, la gran fuerza de México”, narra la voz. 

Al final del video, la tropa llega a una comunidad donde es recibida por menores de edad y un hombre de la tercera edad, quien los saluda militarmente, y un soldado le responde. En la imagen luce un fondo rojo ocre que ondea y los logotipos del Gobierno de México y de la Sedena.

La presencia y las responsabilidades de las fuerzas armadas son cada vez mayores. A su misión superior: defender la integridad, la independencia y la soberanía de la nación, y garantizar la seguridad interior, 

ahora por orden constitucional las fuerzas armadas han sumado no pocas obligaciones. Velan por la seguridad, construyen obra pública y administrarán bancos;  entre otras encomiendas mayores, serán responsables además de la enorme campaña de vacunación que se avecina. 

Hace días, se denunció un presunto ataque de militares contra civiles en Cosalá. Supuestamente, cuatro jóvenes resultaron lesionados, uno de ellos con heridas producidas por arma de fuego causadas por disparos de militares. Según esta versión, a las 3:30 de la madrugada del pasado  domingo los jóvenes regresaban de una fiesta celebrada en Cosalá y se dirigían al poblado de Los Bulitos para llevar a unos pobladores de aquel sector. Cuando circulaban por la carretera al mineral de Nuestra Señora de Cosalá, se toparon con una patrulla del Ejército que obstruía la rúa. El conductor de la camioneta en que viajaban los jóvenes encendió las luces altas para tener mejor visibilidad, y presuntamente los militares les comenzaron a disparar. Los jóvenes intentaron ponerse a salvo bajo la camioneta. Uno de ellos resultó lesionado en una pierna y luego la unidad se incendió. 

De acuerdo a los familiares, los militares  sometieron a los cuatro jóvenes, dos de ellos menores de edad, y los subieron a la patrulla militar. Trasladaron al herido, de nombre Iván, de 17 años, y a otro joven de 15, de nombre Víctor, quien presentó diversas heridas.
 
Los jóvenes fueron llevados al puesto de la Cruz Roja de Cosalá, donde fueron atendidos, pero presuntamente se obligó a los paramédicos a no dar aviso a las autoridades de lo sucedido, ya que dijeron que los dos lesionados presuntamente se accidentaron.

Los militares los mantuvieron en la Cruz Roja hasta el amanecer y luego se retiraron. Enseguida, los paramédicos trasladaron al herido a Culiacán, dónde quedó internado en un hospital. Dos mayores de edad que viajaban en la unidad señalaron que fueron golpeados y torturados para que dijeran dónde vivían personas que se dedican a actividades ilícitas. 

El grupo de militares responsables, presuntamente, del abuso de autoridad, pertenece a un escuadrón de fuerzas especiales que acampa en una escuela de Cosalá.

Los quejosos iniciaron trámites para denunciar ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos este hecho. 

-Como sucede habitualmente, este tipo de indagatorias corre despacio. 

La denuncia fue expuesta en redes, inicialmente. 

La reacción institucional ha tardado. 

Como en muchos casos similares, el esclarecimiento de los hechos puede tardar varios años o no llegar nunca.