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ENFOQUE | Cuando la aridez suena a olvido

Escrito por: Redacción Ruta Sinaloa

|Por :Rosy Gámez|

La extrema sequía que afecta a México y particularmente a Sinaloa ha dejado a los agricultores sin agua de riego para el próximo ciclo agrícola, a cientos de comunidades rurales sin agua para consumo humano y de continuar esta situación podría dejarnos sin agua en la zona urbana.

Ante esta situación, el gobernador del estado, Quirino Ordaz Coppel anunció que se bombardearán las nubes con yoduro de plata, para lograr las ansiadas lluvias en un periodo de 15 a 20 días. Esperemos que ese anuncio se concrete a la brevedad, pues las presas de Sinaloa están prácticamente vacías.

Las 11 presas de la entidad tienen un almacenamiento de apenas 985.4 hectometros cúbicos, lo cual significa que apenas alcanza para el consumo doméstico y humano.

La terrible sequía que padecemos es aún más cruda que las registradas en la década de los noventa. Padecemos una sequía extrema en Angostura, Badiraguato, Concordia, Cosalá, Culiacán, Choix, Elota, El Fuerte, Guasave, Mazatlán, Mocorito, El Rosario, Salvador Alvarado, San Ignacio y Navolato. Asimismo, una sequía severa en Ahome y Escuinapa.

La situación de escasez de agua en las 11 cuencas de las presas de Sinaloa es tan severa, que incluso –como si se tratará de una película de terror-emergió un panteón, bajo la presa Gustavo Díaz Ordaz, en cuya iglesia se han celebrado misas pidiendo por la lluvia al Dios Tlaloc.

Respecto al municipio de Culiacán son 52 comunidades rurales de las sindicaturas de Sanalona, Jesús María y Baila que se han quedado sin agua para consumo humano y doméstico; por lo que se tienen que abastecer con pipas. En esas comunidades el reclamo es uno solo: “el gobierno nos tiene olvidados. Necesitamos agua”.

También en el municipio de Mocorito se advierte una severa sequía y en el valle de Pericos la situación hizo crisis en las comunidades rurales de Recoveco, Caimanero, La Guamuchilera, entre otras poblaciones. Ahí los vecinos han tenido que construir pozos y comprar bombas, para sacar agua del subsuelo, ante la indiferencia del Ayuntamiento de Mocorito.

“Aquí todo está seco. Acabamos de cosechar el maíz y la tierra se quedó agrietada, seca, sin vida. Abres las llaves de agua de las casas y no sale nada. De plano tuvimos que hacer pozos y comprar bombas”, narra un agricultor del ejido Recoveco.

El paisaje se torna árido, las plantas ayer verdes; hoy tienen un color amarillento y se levanta un polvo que amenaza con convertirse en tolvanera. Sin duda, aquí en el valle de Pericos, la aridez suena a olvido.

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