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Carlos Noé Cota: México, entre el desarrollo y la pobreza

Escrito por: Redacción Ruta Sinaloa

|Por: Carlos Noé Cota|

El mundo, como en pocos momentos de su historia, actualmente está anticipando su futuro. Surgen nuevos rasgos globales; se rompen rígidos esquemas ideológicos; crece la complejidad del tejido social, el carácter excesivamente pesado en las burocracias gubernamentales, las deudas internas y externas, el imperativo tecnológico y económico de la convivencia entre naciones, la migración, y la lucha comercial entre países. Todo ello refleja con crudeza lo mal que andamos en muchos sentidos.

Después de la experiencia de dos guerras mundiales devastadoras y ante el riesgo del holocausto nuclear, resulta difícil pensar en un conflicto generalizado a pesar de las tensiones nucleares de Corea del Sur e Irán con Estados Unidos. Por ello, la voluntad de opresión y dominio se expresa en la competencia y a veces en el hostigamiento económico, más que en un enfrentamiento militar, y cuando esto ocurre, se manifiesta mediante conflictos regionales en escenarios alejados y con frecuencia incomprensibles. Si hay dudas hay que preguntarle a nuestro gobierno, que está recibiendo fuertes presiones económicas de parte de nuestros vecinos del norte, que obligando a nuestro gobierno a disponer de 26 mil elementos del ejército, marina, policía federal, estatal y municipal para proteger la frontera sur y norte del país. Muros humanos que impiden el desbordamiento migratorio de quienes buscan llegar a los Estados Unidos de Norteamérica.

Todos los grandes países como Estados Unidos de Norteamérica, China, y Rusia, emprendieron un proceso de modernización política y económica, que los preparó para los grandes e inciertos desafíos del futuro. Mientras que los 10 países considerados por la ONU, como los más desarrollados del mundo: Noruega, Australia, Suiza, países bajos, EEUU, Alemania, Nueva Zelanda, Canadá, Singapur y Dinamarca. Reflejan los mayores índices de desarrollo humano, económico, educativo y de salud, indicadores que han servido de referencia para establecer el reflejo de desigualdad que hay entre países rebasados por la pobreza, reprobados en educación, salud y riqueza no compartida.

El programa de las Naciones Unidas señala que aunque la mayoría de los países de América Latina tienen un índice de desarrollo alto, la desigualdad frena el avance de la región. México ocupa el lugar 10 en el ranking de América Latina y la posición número 77 en el índice de desarrollo humano en el conteo mundial, es decir, no llega ni al Top 30 del listado realizado por Naciones Unidas que considera a 188 países de América Latina, donde Chile aparece en la posición 38 del ranking y Noruega en primer lugar.

Este programa realizado y evaluado por la ONU mide tres dimensiones sobre los cuales saca un promedio de 0 a 1; el número 1 contempla la esperanza de vida al nacer, enfocada a la capacidad de llevar una vida larga y saludable; 2 los años promedio de escolaridad, que reflejan la posibilidad de adquirir conocimiento; y 3 El producto interno bruto per cápita, como un indicador de poder tener un nivel de vida “decente”.

Con base a estos diagnósticos se puede decir que nuestro país no anda bien y su futuro a corto plazo no pinta positivo respecto a desarrollo Humano y bienestar económico, aun nuestros gobernantes nos aseguren lo contrario. Un país como el nuestro donde impera la pobreza, muchos jóvenes con inserción laboral precaria, vulnerables y marginados, difícilmente saldrá de la pobreza, mucho menos cuando los programas sociales solo son un paliativo temporal, que los volverá dependientes de los apoyos gubernamentales, castrados en libertades políticas, y no aptos para luchar por una vida digna.

Se nos habla de cambios y transformaciones que la sociedad demanda, pero estos deben ganarse mediante el derecho, el respeto y la tolerancia, pues no hay cambios democráticos al margen de la constitución y las leyes. No se defiende la democracia destruyendo las instituciones básicas, minando el prestigio en el extranjero, regocijándose en sus dificultades o tratando de ser candil de la calle cuando se es obscuridad de su casa. Todavía existen mesías que creen que la nueva cultura política debe sustentarse en la desobediencia a la ley y en el debilitamiento del Estado de derecho. De sus cenizas, recogerán cenizas si no cambian de rumbo y actitud.

BIENVENIDA A SINALOA LA GUARDIA NACIONAL

Hace unos días se llevó a cabo en el Puerto de Mazatlán el Segundo Foro sobre Federalismo y Seguridad, mismo que fue inaugurado por el gobernador QUIRINO ORDAZ COPPEL, quien manifestó que es momento de no bajar la guardia y se pronunció por mayores recursos económicos a entidades federativas y municipios. Textualmente dijo “con la Guardia Nacional, México tendrá un antes y un después, nosotros si apostamos por las fuerzas armadas, sabedores de que en este momento son quienes más capacidad, formación, organización y disciplina tienen, pero a la par sin duda es indispensable ir apoyando cada vez más a nuestros policías civiles para tener el día de mañana cuerpos muy profesionales”.

Bien por el mensaje del gobernador, QUIRINO ORDAZ, que alienta esperanza y compromiso de justicia, forjada en un Estado que busca vivir en paz y armonía social. Sin duda para lograrlo se requiere el ingrediente principal consistente en la participación social, basada en civismo, respeto, congruencia, participación y honestidad; cuerpos de seguridad con entrenamiento y formación jurídica, ética y respeto a los derechos humanos. Agentes de seguridad confiables y respetados por la comunidad.

El Estado debe de contar con instrumentos eficaces para garantizar la protección de los ciudadanos y el combate frontal a la delincuencia. Dentro del orden jurídico, que debe elevar pero también castigar los delitos graves, que en la administración gubernamental pasada fueron catalogados como delitos no graves disfrutando algunos ex funcionarios de fortunas mal habidas con el perdón bajo el brazo.

Es momento de que la federación aporte más recursos a los órganos de justicia estatal y municipal que sirva para mejorar sueldos y profesionalizar a las diversas instancias de seguridad pública, más no para pagar burocracia o se haga mal uso de ellos. No se debe olvidar que el ejército dentro de cinco años deberá de regresar a sus cuarteles y para esas fechas los cuerpos policiacos, tanto federales, estatales como municipales deberán ser garantía de seguridad ciudadana.

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