La alternancia fecunda el suelo de la democracia.

Winston Churchill

|Por: José Angel Sánchez López|

Estamos viendo un periodo de transición gubernamental nunca antes visto, al menos en Sinaloa.

Quirino Ordaz Coppel y su sucesor Rubén Rocha Moya caminan juntos hacia un cambio de gobierno terso, sin problemas, con entendimiento.

Juntos han ido a la ciudad de México a entrevistarse con funcionarios de primera línea del gobierno federal para gestionar mas apoyos para el presente y, sobre todo, el futuro de Sinaloa.

En la Secretaría de Hacienda presentaron una agenda de programas que requieren del apoyo económico federal. Algunos en marcha, otros programados para echar a andar.

Se han establecido compromisos con diversas Secretarías que permitirán que, en la medida de la disponibilidad fluyan los recursos para obras tan importantes como, por ejemplo con el sub Secretario de Obras Públicas, la terminación de las presas de Santa María y Picachos, las carreteras Badiraguato-Parral y San Ignacio Tayoltita, el puente sobre la presa de Huites para avanzar la carretera Los Mochis-Chihuahua, además del tema del puente sobre la presa Huites, le planteó tres proyectos de carreteras de San Benito, Mocorito, al Aguaje, Badiraguato, para conectar con Surutato, con 17.5 kilómetros de longitud; otra de Batequitas a La Higuerita, en Badiraguato; y una más de Caitime, Salvador Alvarado, al Progreso, Mocorito que se construirían con economías o subejercicios presupuestales, entre otras.

Hay armonía entre los dos funcionarios que se conocen de años atrás y han trabajado juntos.

Lo que estamos viendo no tiene antecedentes.

Si revisamos la historia nos encontraremos con diferentes situaciones que se dieron en los cambios de gobierno estatal.

Veamos:

La sucesión Valdez Montoya-Calderón se caracterizó por el coraje que tenia el hombre de Calabacillas contra el de Ahome que gobernaba.

No había comisiones para la transición. Roberto Wong Leal le recibió a Raúl Ibáñez, Con Wong trabajaron en la recepción de la Secretaría de Finanzas José Luis López Uranga y Francisco Javier Luna Beltrán. En la Secretaría General de Gobierno la entrega fue tensa ya que entre Francisco Rodolfo Alvarez Farber y Eleuterio Ríos Espinoza había serias diferencias.

La entrega de Calderón a Antonio Toledo Corro fue tensa. Calderón quería que lo sucediera el Ing. Lázaro Ramos Esquer y se oponía a la llegada de Toledo Corro, pero éste contaba con la amistad del Presidente José López Portillo y fue el candidato designado y fácilmente electo Gobernador. Ante la furia de Calderón Toledo llegó y a la hora de la entrega esperó hasta los últimos momentos para que los Secretarios del gabinete calderonista hicieran entrega a los designados por el gobernador electo.

La entrega de Toledo Corro a Francisco Labastida Ochoa también fue tersa. Toledo Corro se enteró con tiempo que Labastida sería su sucesor y al llegar el momento le dio todas las facilidades para la entrega recepción.

Igualmente sucedió con la llegada de Renato Vega Alvarado.

Desde la campaña Labastida cedió espacios al candidato y al llegar el momento de la transición todo transcurrió sin contratiempos, aun con ciertos resquemores de parte de Renato por chismes inventados por algunos cercanos, que por cierto a nosotros nos tocó aclarárselos.

Lo mismo pasó al llegar Juan S. Millán. Se facilitaron las cosas y la entrega recepción fue tersa, sin contratiempos.

A Juan Millán lo sucedió uno de sus hombres cercanos, Jesús Aguilar Padilla. Amigos y compañeros de la juventud caminaron cerca uno del otro en la política. La sucesión mas que tersa. La entrega recepción sin problemas. Todo era entre amigos.

Hasta ahí, nunca los gobernadores en funciones y electo caminaron juntos en las gestiones ante la federación. Ni siquiera Millán y Aguilar que eran buenos amigos, aunque hay que recordar que Aguilar Padilla recibió la confirmación de su triunfo apenas horas antes de la fecha de su toma de posesión.

La sucesión de Aguilar Padilla fue otra cosa. El amigo del gobernador, Juan S. Millán, apoyó a Mario López Valdez que se enfrentó a Jesús Vizcarra Calderón, candidato de Aguilar y le ganó con amplio margen.

Obviamente había serias diferencias pero los dos, entrante y saliente tuvieron que acudir juntos a la Cámara de Diputados para promover mas presupuesto del 2011 para Sinaloa. Los dos muy serios, sin hablarse, comparecieron para cumplir con una indicación que recibieron. Pero hasta ahí. De ahí en fuera la transición fue tensa.

Otra cosa fue la sucesión cuando Quirino Ordaz Coppel fue electo. De parte de Malova se dieron todas las facilidades para que el equipo de Quirino recibiera las dependencias de gobierno estatal.

Hoy, como apuntamos en líneas anteriores vemos como los dos gobernadores, el que está en funciones y el electo, caminan juntos hacia la entrega recepción que será en octubre.

Pero lo que no había sucedido antes era que los dos trabajaran juntos en la gestión de recursos y obras para Sinaloa.

Eso se llama civilidad política.

Eso es dejar a un lado diferencias partidistas y tener un solo objetivo: la prosperidad de Sinaloa.

Bien por ello…!!!