|Por Guillermo Bañuelos|

Aunque el encabezado parece amarillista, corresponde a una realidad: una serie de procesos políticos próximos generarán una tormenta perfecta entre el 2021 y el 2024. Todos estaremos en el ojo de la tempestad.

A los 71, Rocha guarda vigor y derrocha lucidez. Será gobernador gracias a un impresionante respaldo. Se prepara para asumir el poder y bosquejó ya algunos principios de gobierno.

Su proyecto no tendrá un tinte comunista y apoyará a los empresarios, la creación de riqueza y de empleos, garantizó. El respaldo que obtuvo lo obliga a no fallar a los sinaloenses, dijo también; agradeció el apoyo popular y prometió conducir con humildad su proyecto de transformación, «no con soberbia, no con prepotencia». Y fijo prioridades: restaurar el sistema de salud, ejecutar la obra social, instalar un Estado de Bienestar que acerque apoyos a la población, sacar de la pobreza a miles de familias y, frente a la delincuencia organizada, no ser un gobernador omiso. Se trata de tareas y retos enormes.

Asumirá el cargo con el apoyo total de López Obrador, frente a una oposición débil y con el soporte de una mayoría calificada en la Legislatura. El ánimo de la masa de votantes (más de 600 mil, cifra record) que lo llevó al poder está vivo y vibrante. Pero capoteará una situación económica crítica, la amenaza de la pandemia, un entorno político nacional agitado. Transitará la primera mitad de su gestión por un camino sinuoso, en el que las pugnas electorales no darán descanso. Serán 3 años intensos, cuando su liderazgo jugarán un rol determinante. Para cumplir sus metas, requerirá una administración muy eficaz, inteligente y, sobre todo, leal.

Además tiene el compromiso de garantizar resultados a la 4T, sin descuidar su propósito de inclusión.Y junto a los retos mencionados, veamos qué sigue:

LA (INÚTIL) CONSULTA. Se trata de determinar si los ex presidentes deben ser sujetos o no a investigación sobre irregularidades en sus gobiernos. El 15 de julio próximo podría publicarse la convocatoria a una Consulta que deberá celebrarse el 1 de agosto. El INE promocionará el uso de tiempos oficiales para la difusión de una pregunta incomprensible (¡su lectura podría llenar los 30 segundos de un spot) y realizará un esfuerzo máximo sin presupuesto extra. Instalará 50 mil casillas, ya no las 160 mil del 6 de junio. El reto mayor es que, para que la consulta sea vinculatoria, deberá participar el 40% de los votantes inscritos (alrededor de 36 millones de ciudadanos), y sólo una promoción extraordinaria despertará el interés ciudadano.

EL REFRENDO.
El 22 de marzo de 2022 será sometida a votaciones la decisión ciudadana de dar continuidad o no al mandato de López Obrador. De resultar revocado, la Presidencia sería ejercida provisionalmente por el presidente del Congreso, y a los 30 días los legisladores designarían al nuevo jefe del Ejecutivo hasta el 2024. ¿Qué papel jugará Rocha aquí? El respaldo al presidente en Sinaloa deberá ser contundente, similar o mayor al apoyo entregado en favor de él mismo.

2023: ¿TREGUA? NO.
El 2023 será un año preelectoral típico: un año político. Al final del mismo habrá convocatoria para las elecciones presidenciales del 2024. El ambiente político estará en ebullición plena. El gobernador deberá integrar un un aparato administrativo capaz y, a la par, un equipo asesor que atienda los menesteres políticos.

La sucesión de estos procesos implica regulaciones del quehacer gubernamental, campañas ruidosas de proselitismo, guerra sucia y confrontación política.
Una tormenta perfecta.