|Por: Guillermo Bañuelos|

La pandemia empeoró en estos días funestos con más contagios y fallecimientos que en los peores momentos del 2020.

La esperanza que ofrece la vacunación se diluye entre contradicciones oficiales y la exacerbación creciente del ambiente político. No hay vacunas suficientes y México se rezaga del resto del mundo.

Hay otros saldos desfavorables: aumenta la inseguridad, cae la economía y está bajo amenaza la autonomía constitucional de muchas instituciones. Pero para el gobierno y los de Morena, PT, PES y PVEM, lo prioritario es desaparecer los organismos autónomos, modificar la Ley del Banxico (aunque se exponga a un debilitamiento la función del Banco de México) y, con urgencia, regular las antes benditas redes sociales para «tutelar» la libertad de expresión. ¿Tutelar? La sociedad ya merece reconocimiento a su mayoría de edad.

Las redes sociales bullen inconformes ante la ¿inminente?regulación de del único espacio abierto para ejercer la libertad de expresión y un diálogo social.

Tales circunstancias representan un reto enorme para la sociedad, necesitada de conocer qué sucede en el país y de manifestar sus opiniones y deseos.

Las expectativas son: ¿nos expresamos, o callamos? ¿Esperamos lo que decidan otros, como corderitos? ¿Quiénes expondrán lo que deseamos pasivamente ylo que soñamos sin coraje para intentar -siquiera- conseguirlo?

En esta condición de pasividad, a los ciudadanos no nos quedará en adelante sino mirarnos de reojo, con cautela y con desconfianza. ¿Es que esperaremos resignados lo que venga?

Así esperan su destino los corderos. Los lobos lo saben.

DOCTORA MARTHA TORRES: TITÁNICA LABOR HUMANA

Sin cobrar a nadie, todos los días, desde el inicio de la pandemia, la doctora Martha Torres atiende en su consultorio habilitado al aire libre en su casa de la colonia Rosario Uzárraga de Culiacán a entre 30 y 40 pacientes de Covid. Su labor es extraordinaria.

La doctora Martha Torres es una de miles de médicos y enfermeros que se parten el alma diariamente y sacrifican su salud y su propia vida en una labor titánica y ejemplar que merece reconocimiento, vacunas, aplausos y correspondencia.

La doctora Torres representa además una gran esperanza y el lado luminoso de una sociedad atribulada que, como dijimos, tiene enfrente inmensos retos.