|Por: Guillermo Bañuelos|

Cuando llegaron ellas (¿unas 20 mil?) se toparon con una barrera de acero llamada eufemísticamente «Muro de la Paz», un singular ¡Detente! Y se apostaron en el zócalo para exponer el dolor de millones de mexicanas ofendidas por una larga e interminable cadena de agravios. 

Envueltas por una nube densa de gases ¿de amor? y de toletazos ¿de ternura?, no callaron. Gritaron a pulmón abierto un ya basta que no todos escuchamos.
Las estadísticas, siempre frías, amparaban la osadía de retar al poder. ¿Cómo condenarlas al silencio? 

Quedó en la conciencia de todos que solo durante 2020 ocurrieron 900 feminicidios en el país y que más de 2 millones de mujeres mexicanas desaparecieron. 

Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública, solo en el segundo semestre de ese año funesto 5 millones de mujeres sufrieron algún tipo de acoso o agresión sexual. 

Como muchos muertos por Covid, cientos de niños con cáncer, miles de empresas, la respuesta institucional a sus reclamos también parece ser ‘sálvese el que pueda’.

Aparentemente invisible, muchos adivinamos los cuernos ‘del toro’ (¡que vivan las mujeres!) erguidos y retadores en medio de la plancha de concreto, cuya impunidad y desmedido poder azuzaba los ánimos, indiferente a la consigna plasmada con luces sobre la arquitectura hermosa del Palacio Nacional: ¡Un violador no será gobernador’! O quizá sí lo sea, gracias a la supuesta simpatía de un Presidente que en la víspera descalificó la movilización #8M, acusándolas de estar al servicio de los intereses inconfesables de grandes empresas afectadas por la lucha cuatroteista contra la corrupción.

Uno de los pocos mensajes del Palacio se dio en la mañanera, a cargo de la titular de Gobernación, Olga Sanchez Cordero, quien, desde una realidad alterna, decía en la mañanera que «la 4t reconoce los siglos de lucha que han sostenido y las escucha para tomar acciones y trabajar hacia los objetivos ‘que compartimos’. La consigna de este gobierno es poner a la mujer al centro de la transformación del país». 

La jurista, tristemente, no entendió que las mujeres de México presentaron demandas concretas contra la impunidad en miles de feminicidios y en los abusos cotidianos de que son objeto. ¿Es tan complicado entender la realidad de la mujer en este país?

La conmemoración del Día Internacional de la Mujer nos deja tres lecciones:

1. Que la visión y reacción oficial es pobre, muy pobre;

2. Que la lucha por la reinvidicación de las mexicanas, pese a todo, sigue viva y sostenida por miles de mujeres valientes comprometidas con la defensa de sus derechos y,

3. Ya chole.