Crece la exigencia al gobierno para que atienda con mayor celeridad la crisis de salud provocada por el covid-19, los graves problemas que agobian a la economía y la inseguridad pública que puede generar problemas mayores, principalmente por el desempleo imperante y la política en su combate que no ha dado los resultados deseados. Estas deben ser las prioridades del presidente LÓPEZ OBRADOR. Proyectos estructurales y grandes obras como el Tren Maya, la Refinería dos Bocas y el Aeropuerto de Santa Lucia pueden esperar.

El covid-19 no solo afectó la salud de muchos mexicanos, también dañó los bolsillos de millones de trabajadores que vieron mermados sus ingresos durante el confinamiento, obligados a realizar gastos médicos, pagar recibos de luz, etc. El 46.1% de la población ocupada en el país, es decir, 15.2 millones de personas de 18 años o más, vieron reducidos sus ingresos, al igual que las personas que participan en la economía informal y aquellos que no tienen empleo.

La sociedad reclama la falta de sensibilidad del Presidente de la República, que reparte dinero en programas sociales de Bienestar, invierte dinero en obras faraónicas y gasta grandes sumas (47 millones de pesos) en mantenimiento del avión presidencial. Mientras que muchos mexicanos mueren por el covid -19, ante la falta de medicamentos, pruebas rápidas, infraestructura y personal médico, sumándole una sociedad en su mayoría incrédula y valemadrista. Muchos toman como ejemplo al presidente, mismo que no usa tapabocas, sigue sus giras por el territorio nacional y dice que “domó” al coronavirus, cuando en realidad en el país hay registrados 41 mil 190 defunciones hasta el 22 de julio y el número de contagios está arriba de 362 mil 274 casos.

Al Presidente LÓPEZ OBRADOR, se le reconoce como un hombre incansable, trabajador y terco, que ha sufrido traiciones, ha tenido triunfos y derrotas, no le gustan las medias tintas, sufrió un infarto, superó el intento de desafuero como Jefe de Gobierno de la ciudad de México en la administración de VICENTE FOX y fue candidato presidencial por tres ocasiones. Todo esto lo refleja como un hombre honesto, vertical, pero también dolido y resentido.

A 20 meses de su administración, como es normal, ha tenido altas y bajas. Su gobierno divide opiniones a favor y en contra. Sin embargo, lo que más preocupa en este momento es el tema de salud, donde al parecer, la sociedad se va quedando sola y sin recursos para pagar medicinas, médicos, oxígeno, sepulturas y tener lo necesario para sobrevivir.

Los cinco meses que le restan al año, serán sumamente complicados para el gobierno de LÓPEZ OBRADOR, y seguramente arrastrará a los Estados y Municipios del país. Los ingresos serán insuficientes para cubrir el presupuesto y para seguir repartiendo dinero a los pobres. El consumo se ha caído, el IVA se desplomó 36.5%, el impuesto Especial sobre Productos y Servicios (IEPS) a combustibles cayó 26.9% y los ingresos petroleros bajaron 65.3%. Por ello, el SAT busca sacar dinero hasta por debajo de las piedras. Se venden bienes, joyas, obras de arte, unidades aéreas y terrestres. Es importante decir que los ojos de Hacienda también están puestos en los recursos de diversos fideicomisos existentes. Por ello, “mágicamente” por orden presidencial el semáforo pasó de rojo a naranja, en una forma de activar la economía del país.

En décadas pasadas, el petróleo permitió una mayor aceleración de los gastos públicos y privados.

A partir de los ingresos por exportación esperados a futuro, el país recurrió al endeudamiento externo. A principios de los ochenta, al no materializarse las perspectivas optimistas anticipadas, el país cayó en una emergencia económica que aún seguimos padeciendo, y a como pintan las cosas, la historia se repetirá. Y no queda de otra más que seguir endeudando al país o prepararse para el descontento social. ¿Existirá alguna estrategia de desarrollo económico, moderno y agresivo, cuyo objetivo sea satisfacer las necesidades de salud, empleo y diversos satisfactores del pueblo mexicano o seguiremos a la deriva?

La inversión privada debe desempeñar un papel fundamental y estratégico para generar riqueza y empleo. Se puede lograr si hay certeza en el rumbo del país, si hay confianza en la inversión y si los impuestos que se pagan al fisco son invertidos en infraestructura, seguridad, educación, salud y bienestar de la población.

Los motores del crecimiento deben ser la inversión privada, las exportaciones no petroleras, la inversión pública en infraestructura y la expansión del mercado interno. Las exportaciones no petroleras deben ser un factor permanente y primordial en el crecimiento de la producción. Es una necesidad si queremos enfrentar el futuro para evitar los desequilibrios sociales. No hay de otra, así que a ponernos las pilas y no esperar a que el presidente mágicamente resuelva los problemas existentes. De lo contrario, la 4T se puede derrumbar.

En materia de seguridad, el presidente le dio todo su apoyo a las Fuerzas Armadas, lo que provocó entre otras cosas, la renuncia de quien fuera su Secretario de Comunicaciones y Transportes JAVIER JIMENEZ ESPRIU, quien en su carta-renuncia advirtió una “grave trascendencia” para el futuro de México, al darle el control de puertos a la Marina. ¿Qué pasará si las fuerzas armadas fracasan en la lucha contra la delincuencia y se contaminan de corrupción?