/Sin Etiqueta: La herida que no cierra

Sin Etiqueta: La herida que no cierra

Escrito por: Redacción Ruta Sinaloa

JORGE MEDINA LEÓN
LA HERIDA QUE NO CIERRA

 

|Por Jorge Walterio MEDINA| 
 
Este trece de octubre se cumplen quince años del fallecimiento de Don Jorge Medina León y efectivamente,  como me lo subrayara el amigo guasavense Marco Antonio Llanes, la muerte de un padre abre una herida que no cierra nunca.

Así ha sido sin duda.

Difícil dejar de extrañarlo, e impensable olvidarlo.

En lo personal marcó el futuro que decidí seguir en mi vida, el camino del periodismo, el oficio que el abrazo con enorme pasión y que ejerció con categoría y gran calidad.

Un día mi madre Concepción Palazuelos y sus hijos decidimos honrarlo con la publicación de un libro que recopilara parte de sus artículos, de su visión de frente y de perfil de ese Sinaloa en el que él vivió intensamente.

Lo logramos con el apoyo invaluable de nuestro inolvidable primo Jorge Fausto Medina Viedas y con la solidaridad de la Universidad Autónoma de Sinaloa, la institución que marcó la vida de la mayoría de los integrantes de mi familia.

Medina León practicó un periodismo profundo que igual ponderó a los mejores políticos de su tiempo, que a los personajes comunes del Sinaloa en que vivió y a los cuales  destacó en la semblanza de muchos.

Le apasionó sin duda la narrativa de los personajes que protagonizaron la lucha social que se desarrolló ya en los movimientos obreros de Sinaloa, en la lucha agraria y en especial en el devenir histórico de la Universidad Autónoma de Sinaloa, con los personajes que han escrito importantes capítulos de su historia.

Leopoldo Sánchez Celis fue uno de los personajes que destacaron en la labor periodística de Medina León y en el cosaltecto reconoció al hombre que abrazó la política con intensidad y que, con  un sello muy particular, supo ser amigo de sus amigos, a la vez que enemigo de sus enemigos. “Polo”, solía decir, ha sido el mejor gobernador de Sinaloa.

Un día en uno de sus artículos describió lo que él definió como la enorme calidad humana de Francisco Labastida Ochoa, el que siendo gobernador acudió al lugar de un accidente ferroviario  e hizo suyo el dolor de las víctimas. También lo describió en su soledad cuando fueron muy pocos los que entendieron la  visión social de su proyecto político.

Con Juan Millán Medina León advirtió que estábamos frente a un operador político que alcanzaría enorme protagonismo. Así ocurrió sin duda.
A ellos y al resto de los gobernantes de su tiempo, también les criticó sus errores cuando los cometieron. Con Alfredo Valdés Montoya y Antonio Toledo Corro el periodismo de Jorge Medina León fue de condena y de crítica, a la vez de una defensa clara y puntual de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Por él y con él conocí a grandes periodistas de su tiempo como don Gustavo D. Cañedo, Francisco Gil Leyva, Alfonso y Héctor Paliza, José Maria Figueroa Díaz y Manuel Ferreiro, entre otros.

Un día en un viaje de trabajo a Mocorito, el profesor David Rubio Gutiérrez  me presentó a un personaje inolvidable que abrazó intensamente el mundo de la política y la cultura, don Enrique Peña Gutiérrez. Cuando ese viejo sabio supo que era hijo de Medina León me abrazó y caminamos juntos muchas cuadras de la “Atenas sinaloense”, en una charla llena de afecto y de recuerdos entrañables.

Algo parecido me ocurrió en un viaje a Sinaloa de Leyva, cuando en una reunión en la casa de Héctor Moreno Cota fui presentado con un viejo y auténtico luchador agrario que se llamó Pablo Moreno Mendoza. Igual don Pablo me apartó del grupo de comensales y sostuvimos una charla  que me permitió entender el porqué de la admiración de Medina León para don Pablo Moreno.

En el ámbito familia don Jorge fue un padre amoroso que dio lo mejor que pudo a  cada uno de nosotros.
Con Juan Salvador, mi hermano mayor, el que vivió un camino intenso y difícil, Medina León encontró la dicha y sufrió el dolor, en ambos casos de manera profunda.

Cuando velábamos hace quince años a nuestro padre, mi hermano Juan Salvador nos puntualizó que él también había muerto ese día. Apenas le sobrevivió nueve meses y desde entonces están juntos de nuevo.

Meses después y frente a la tumba de mi padre y de mi hermano, mi madre Concepción Palazuelos de Medina se dirigió a ambos y les expresó: “aquí yacen y yacen bien, ustedes descansan y yo también”.

Mis hermanas y yo nos miramos primero sorprendidos, pero luego sonreímos y entendimos el mensaje materno.

Descansa en paz padre mío.

Así están las cosas…

medinawalterio@outlook.com
jorgewalteriomed@gmail.com

Facebook Comments