/Salvador Del Río: Informar, derecho y responsabilidad.

Salvador Del Río: Informar, derecho y responsabilidad.

Escrito por: Redacción Ruta Sinaloa

Vía telefónica el dueño de la agencia de la cual el periódico local que yo dirigía era miembro, me daba una instrucción: “No publicará usted una sola línea relacionada con Luis Echeverría”. Los sectores del PRI se habían pronunciado por la candidatura del secretario de Gobernación quien, según la realidad de la política de entonces, sería sin duda alguna el próximo presidente de la República. Recibida la instrucción hice al empresario periodístico una observación: la política informativa nacional era responsabilidad del director de la agencia a cargo de don Vicente Lascurain, un republicano del exilio español que como tantos otros aportaban a la profesión conocimientos del oficio y honestidad.

“Pues entonces comunique usted a Lascurain la orden que le he dado”, respondió el empresario Mauricio Bercún. “Si usted me ordena no publicar nada relacionado con el equipo campeón de la liga de futbol, no acato la instrucción como no estoy dispuesto a aceptar la orden que usted me trasmite”, dijo don Vicente con toda energía al dueño de la agencia. El director de información nacional fue despedido por el gerente, lo que produjo una reacción de reporteros y trabajadores que llevó a una prolongada huelga en la organización periodística.

Vicente Lascurain y quienes apoyamos ese movimiento defendíamos no sólo la libertad de prensa y expresión, sino la responsabilidad y el compromiso de los periodistas ante la sociedad de informar con objetividad, verdad y honestidad del acontecer de la vida pública, una regla aunque no escrita, que forma parte de la ética de la profesión. A la libertad de prensa y expresión que la Constitución pone en manos del periodista corresponde el derecho a la información, también consagrado en la Carta Magna y cuyo cumplimiento recae principalmente en el Estado y en los órganos de la vida pública. Las libertades de prensa y expresión no se conciben sin la garantía del derecho a la información que la ciudadanía exige al Estado y cuyo cumplimiento es vigilado desde hace años por los mecanismos autónomos encargados de las demandas de transparencia a la que el gobierno está obligado.

El accidente sufrido por un grupo de reporteros que cubrían las actividades del presidente de la República en los estados de Sonora y Sinaloa, hace patente la parte de responsabilidad que corresponde al gobierno de dar a los informadores los elementos mínimos para el cumplimiento de su cometido. Desde hace décadas la presidencia de la República y las principales dependencias del Ejecutivo, pero también organizaciones de la iniciativa privada, a través de sus servicios de prensa han puesto a disposición de los periodistas elementos que posibilitan el cumplimiento de su función informativa, a la que no obstante dificultades y avatares del oficio, los reporteros no renuncian como parte esencial de su misión eminentemente social.

No se trata, como se insiste en presentar en la actual administración, de un dispendio en favor de un sector privilegiado como un grupo de consentidos, a los que un equívoco perverso quiere presentar como chayoteros al servicio de oscuros intereses políticos o económicos. Dar facilidades en servicios como material fílmico, transcripciones o transporte relacionados con el quehacer gubernamental es una práctica generalizada no sólo en el México de las últimas décadas, sino en muchos otros países. Por poner algunos ejemplos, en todo traslado interno o externo del Papa, los reporteros que cubren la fuente de El Vaticano viajan en el avión del pontífice y lo mismo ocurre con los desplazamientos de otros jefes de Estado.

La negativa a solventar los costos mínimos de los servicios de prensa no revela un propósito de ahorro gubernamental, sino la mezquindad y la economía mal entendida en el empleo de los recursos que son propiedad de toda la ciudadanía.

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