/Rafael Álvarez Cordero: Ignorancia e insolencia en la salud

Rafael Álvarez Cordero: Ignorancia e insolencia en la salud

Escrito por: Redacción Ruta Sinaloa

|Por: Rafael Álvarez Cordero|

 

El Consejo Consultivo Ciudadano reunió a los exsecretarios de salud Guillermo Soberón, Jorge Ángel Córdova Villalobos, Julio Frenk, Salomón Chertorivski, Mercedes Juan y José Narro, quienes analizaron las políticas públicas y en especial las consecuencias de la cancelación del Seguro Popular.

“La salud no es todo, pero sin salud no hay nada”.

Los profesionales de la salud, médicos, enfermeras, investigadores, trabajadores sociales, etcétera, estamos orgullosos de lo logrado a lo largo de los últimos decenios: mejoró la expectativa de vida, disminuyó la mortalidad materna e infantil, se erradicaron muchas enfermedades y se cuenta con tratamientos para los problemas que ahora nos aquejan y antes no eran tan evidentes; el camino no ha sido fácil, pero trabajamos sin descanso para ofrecer salud a todos los mexicanos.

Cuando en el año pasado se supo quién iba a ser secretario de Salud, muchos de nosotros alzamos las cejas; ¿qué sabe un investigador, experto en estudios de interleucinas y células T, de la administración de un sistema de salud?; sus credenciales académicas son valiosas, pero tal vez no sirvan para promover la salud de 125 millones de mexicanos.

Y lo que tenía que pasar pasó, porque desde el primer momento, en sus primeras declaraciones del año pasado, mostró esa falta de conocimientos que ha caracterizado a él y a otros miembros del gabinete: Pemex, Comisión Federal de Electricidad, Energía, por señalar algunos; su desconocimiento del mundo de la salud de México era evidente, pero, además, se acompañó de una insolencia nunca antes vista en el medio médico, ya que tanto él como sus colaboradores declararon, desde su primera aparición en los medios académicos, que todo el sistema de salud era inútil, fragmentado, segmentado y corrupto, que se necesitaba un cambio total, ignorando de un golpe el trabajo de miles de mexicanos y los logros de cientos de funcionarios expertos en salud por más de siete décadas.

Y siguiendo la orden presidencial, la Secretaría de Salud sufrió desde el momento su más despiadada destrucción: miles de trabajadores fueron cesados, se cancelaron becas para estudiantes y pasantes, se cancelaron las partidas de insumos, desde ambulancias, camillas, equipos de laboratorio, placas para radiografías y ultrasonidos, hasta sábanas, cobijas, jabón, jeringas, guantes y gasas; se redujo drásticamente el presupuesto desde los institutos nacionales de salud hasta las clínicas más apartadas, pasando por clínicas de VIH, de enfermedades metales, de autismo y otros; tal parece que había una competencia sobre quién podía cortar más fondos; la  Cofepris fue encargada a un individuo que es antropólogo, y ha ocasionado un caos que tardará años en resolverse; y qué decir de la compra de medicinas, cuya coordinadora que ha roto todos los récords de equívocos, cancelaciones, recontrataciones que aún hoy no tienen para cuando terminar.

Y como cereza del pastel, después de que por varios años el programa Seguro Popular ha podido disminuir los problemas de los mexicanos que no están afiliados, proteger a las familias de los gastos catastróficos, con esa obsesión de cambiar nombres de organismos sin razón y sin razones, decidieron ¡cancelar el Seguro Popular!, que ahora se va a llamar Instituto Nacional para el Bienestar, una vez más, la ignorancia unida a la insolencia.

Frente a eso, el Consejo Consultivo Ciudadano reunió a los exsecretarios de salud Guillermo Soberón, Jorge Ángel Córdoba Villalobos, Julio Frenk, Salomón Chertorivski, Mercedes Juan y José Narro, quienes analizaron las políticas públicas y en especial las consecuencias de la cancelación del Seguro Popular; estuvieron presentes diputados, senadores y líderes de opinión y se decidió promover un diálogo con las autoridades para presentar los puntos de vista, diálogo que no se dio y no se pudo escuchar la voz de quienes tienen toda la experiencia al respecto, porque el titular de la Secretaría así lo dispuso, en un acto más de ignorancia e insolencia.

En relación a la reunión de exsecretarios, la nota discordante la dio un personaje que siempre ha puesto su beneficio político por encima de la ciencia, la academia y la amistad, yo mismo lo viví en carne propia.

La salud es el bien más preciado que tenemos, los avances de la medicina, los logros en la administración de la salud y la armonía entre los profesionales de la salud deberían prevalecer, es triste que la ignorancia y la insolencia estén hoy presentes en este tema vital para México; y yo pregunto: ¿hacia dónde va el país?

Facebook Comments