|Por: Carlos Noé Cota|

Son sorprendentes las diversas lecturas que deja la lucha por el poder en Sinaloa, llámense gubernatura, diputaciones, alcaldías o regidurías. El número de aspirantes es grande y se tejen diversas conjeturas entre pactos, alianzas y ganancias económicas. Lamentablemente imperan grandes vicios del pasado que siguen vigentes. Esperemos que en lo sucesivo tengamos una buena política con alta dosis democrática, donde los procesos internos partidistas se abran a la participación de su militancia y los partidos políticos sean defensores de los intereses de la mayoría de la población, sirviendo de avanzada ideológica en la modernización del país, libre de corrupción y de trapecistas electorales.

Durante la época de la revolución, los militares de rango eran los gobernantes de las entidades federativas, esa influencia continuó hasta el año 1957 con el GRAL. GABRIEL LEYVA VELAZQUEZ. La era civilista empezó con LEOPOLDO SÁNCHEZ CELIS, un político por los 4 costados que ejerció el poder a plenitud y tuvo la visión construir carreteras pavimentadas en casi todas las cabeceras municipales. Se apoyó políticamente en el sector campesino, pero su error político fue oponerse a la transformación democrática del PRI auspiciada por el líder Nacional CARLOS ALBERTO MADRAZO.

Para proteger su salida del gobierno, SÁNCHEZ CELIS integró una terna conformada por MIGUEL LEYSON PEREZ, AMADO ESTRADA y ALFREDO VALDES MONTOYA, los dos primeros de corte político y el tercero de corte económico. Primeramente se dio un pre-destape a favor de LEYSON, pero de última hora llegó la orden central a favor de VALDEZ MONTOYA, quien proyectó una estrategia de planeación y desarrollo económico para el Estado diversificando las comunicaciones, el turismo y las actividades agropecuarias. Fue el impulsor de las primeras autopistas en el noroeste de la república y desarrollador del proyecto urbano “Cerritos” en Mazatlán. Por el lado agropecuario creó ALBASIN, una empresa productora de alimentos para el desarrollo de la ganadería y también un organismo de desarrollo agropecuario ejidal, con el fin de apoyar al campo con tecnología, insumos y crédito.

Desafortunadamente VALDEZ MONTOYA tuvo serios problemas políticos con el gobierno de LUIS ECHEVERRIA y no recibió apoyo federal. Poco pudo hacer por su sucesión gubernamental, misma que la ganó ALFONSO G. CALDERÓN.

Como gobernador, CALDERÓN voltio su mirada hacia las zonas marginadas del Estado (la zona de los altos) y confeccionó una política de apoyo a los altos de Sinaloa con caminos, servicios públicos y educación. Ante la situación de violencia e inseguridad prevaleciente en la Entidad tuvo que pedir apoyo federal y con la operación “Cóndor” pacificó al Estado. El complemento fue la creación de la Dirección de Fomento de la Cultura Regional (DIFOCUR). Reforzó su obra con la modernización administrativa reduciendo tramitología y burocracia en las gestiones ciudadanas, culminando con la construcción del actual palacio de Gobierno y unidades administrativas en todos los municipios.

Su problema fue la confrontación con el sector productivo y con parte del gabinete presidencial de JOSÉ LÓPEZ PORTILLO. Para su sucesión CALDERÓN integró su terna, pero el Presidente JLP tenía otros planes y le mandó a ANTONIO TOLEDO CORRO.

TOLEDO CORRO, hizo muy poco en política y desarrollo. De las obras que destacan está la autopista las Brisas-Culiacán, Los COBAES y la Universidad de Occidente. En lo político, auspició la candidatura de ERNESTO MILLÁN ESCALANTE, pero el Presidente MIGUEL DE LA MADRID nos envió a FRANCISCO LABASTIDA OCHOA.

FLO llegó al Estado acompañado de un grupo de “Chilangos” y tardó en acoplarse. El hecho de estar estructurado en políticas públicas de desarrollo, lo llevó a transformar a Topolobampo. También desarrolló políticas de comunicación como la autopista Culiacán-Mazatlán. En materia de salud dio un gran impulso a Los Hospitales Generales de Los Mochis, Culiacán y Mazatlán. Creó además el Centro de Ciencias y le dio vida al Proyecto Urbano Tres Ríos. En lo político impulsó a LAURO DÍAZ CASTRO y GUSTAVO GUERRERO, pero su proyecto sucesorio no cuajó al estar confrontado con el presidente SALINAS, quien mandó a RENATO VEGA, como candidato a la gubernatura.

RENATO VEGA no se preocupó por dejar sucesor y dejó libre el juego político entre JUAN S. MILLAN Y FRANCISCO LABASTIDA, quien para entonces fungía como Secretario de Gobernación y apoyaba a LAURO DIAZ CASTRO. Sin embargo, MILLÁN hizo una jugada política de gran calado y con ello ganó la candidatura del gobierno en un proceso inédito, abierto y democrático.

JUAN S. MILLÁN ejerció un gobierno de corte político porque le tocó la transición del PRI al PAN. En materia de desarrollo no contó con apoyo federal, toda vez que a ZEDILLO se le descompuso la economía, lo que le costó al PRI perder la presidencia de la República. MILLÁN pudo desarrollar Nuevo Altata, construir carreteras internas y arrancar el gran proyecto transformador con la carretera Durango-Mazatlán.

Sin un presidente de la República Priista, MILLAN tuvo la cancha libre para dejar sucesor en la figura de JESÚS AGUILAR PADILLA, quien a su vez no pudo heredarle el gobierno a JESÚS VIZCARRA, ya que JUAN MILLAN le ganó la jugada con MARIO LÓPEZ VALDEZ.

Actualmente QUIRINO ORDAZ COPPEL intenta dejar sucesor en tiempos y circunstancias complicadas, con un presidente de la República que viene con todo y por todo. Los intereses políticos-económicos del Presidente del CEN del PRI, ALEJANDRO MORENO, también cuentan y se hacen presentes. Sinaloa no puede quedar al margen de los retos democráticos y de los cambios institucionales que la sociedad demanda. Solo restan unas horas para ver quienes ganan y quienes pierden.